El coche de alquiler surcaba a toda velocidad aquella carretera abrigada por las dunas.
Los primeros rayos de sol entraban por la ventanilla, mientras una canción de Dylan sonaba a todo volumen de manera distorsionada en los altavoces traseros del coche.
Mientras fumaba un cigarrillo él se giró hacia atrás y tras esbozar una picara sonrisa dijo: "tranquila nena, cuando lleguemos a la playa te desataré las manos"
Ella haciendo un escoyo se retorció en el asiento trasero del coche y fijó una mirada mezcla de odio y temor en él.
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